lunes, 21 de octubre de 2013

La Unión Deportiva y la mágica remontada al Torino

Las Palmas y la mágica remontada al Torino



El fútbol español parece tener poca memoria y demostrar escasa gratitud con equipos que un día le hicieron grande. Muchos de esos equipos hoy viven resignados en un segundo plano. De vez en cuando, sus aficionados rememoran con nostalgia tiempos mejores. Equipos que un día se codeaban con el éxito pero que se fueron apagando con el paso de los años hasta ocupar un sitio, el del fútbol más modesto, que en realidad no les pertenece. Porque estos equipos, como Las Palmas, merecen un lugar privilegiado en la narración de las experiencias de nuestro fútbol.

Hubo un día en que el equipo amarillo peleaba con Madrid y Barça por la supremacía del fútbol nacional. Fueron tiempos de alegrías y partidos para el recuerdo. La época de Luis Molowny en el banquillo o el genial Guedes, leyenda indiscutible del fútbol canario, no obtuvo, sin embargo, el reconocimiento merecido en Europa.
Las Palmas y la mágica remontada al Torino

Tuvo que ser años más tardes cuando Las Palmas llamó a la puerta de la gloria continental. El 27 de septiembre de 1972 fue su día. Entrenaba al equipo por aquel entonces el 'mago' Sinibaldi, un técnico francés que procedía del Anderlecht y que implantó un novedoso sistema defensivo en el que la defensa se adelantaba para provocar el fuera de juego. "¿El líbero? Mis centrales no necesitan una niñera que ayude a los demás", llegó a decir en una ocasión el extrovertido entrenador galo.
Aquel día en el Insular, Las Palmas esperaba al temible Torino con la intención de consumar una gesta como pocas: remontar un 2-0 a un equipo italiano. "Es que en aquella época remontar un dos a cero contra un equipo italiano era imposible. Para hacerle uno ya tenías que luchar... imagínate lo que fue meterles cuatro goles a un equipo tan importante como era este".
Palabras del Mame León que miden con exactitud el tamaño de tal hazaña. En aquel equipo destacaban jugadores como Tonono, central elegante como pocos que asombró hasta al propio Franz Beckenbauer por su limpieza para sacar el balón jugado desde atrás. Históricos del club como Paco Castellano, incombustible centrocampista con una dedicación absoluta por el equipo de su vida, o el 'Maestro' Germán Dévora, majestuoso en el remate y devorador de estadísticas en sus años como jugador amarillo.

El 'Maestro' de la ceremonía europea

Suficientes nombres ilustres para firmar una noche mágica en el Insular. El Torino sucumbió ante un equipo que salió en tromba a por la remontada. ""Fue sin duda alguna el mejor partido de la Unión Deportiva en Europa y posiblemente uno de los mejores de toda su historia"", recuerda León.
Antes del descanso, la UD ya había equilibrado la eliminatoria. Soto abrió el marcador a los seis minutos y el 'Maestro' hizo el segundo en el minuto 40. En la segunda mitad el partido entró en un bucle: Soto desataba la locura en el Insular y Germán Dévora repetía acierto. "Fue el mejor partido ante el rival más complicado y prestigioso al que nos enfrentamos y, además, lo eliminamos con un gran juego", apuntó en su momento el 'Maestro'.
Ese día Europa se giró y miró de frente a una isla donde, por lo visto aquel día, el fútbol encontraba un precioso y confortable alojamiento donde divertirse. Lo hizo durante dos eliminatorias más pero, tras el Slovan de Bratislava, encontró su despedida ante el Twente holandés. La tradición y el talento mantienen el fútbol vivo en un territorio donde un buen día de septiembre encontró su máximo expresión.

domingo, 25 de agosto de 2013

Hellas Verona: El milagro del Scudetto 85



Ayer arrancó la Serie A 2013-2014 y lo hace en un contexto especial. El campeonato se inició en el Marco Antonio Bentegodi con un clásico como el Hellas Verona de regreso al primer nivel. Recordamos cómo fue el considerado mayor ‘milagro’ del fútbol italiano en 1985.

Se nos harán íntimos los edificios, jamás descubriríamos todos los detalles que ocultan sus calles y quedaríamos impregnados por su milenaria historia. Plazas de ambiente libre, cafés donde relajarse a contemplar y un centro histórico que, para los más exigentes, refleja a la perfección la concatenación de pueblos que allí gobernaron, pues todos dejaron obras que brillan en el acervo de la humanidad. Han sido maestros en el arte de preservar lo que, con visión avezada, supieron distinguir como maravillas. Y hoy, entre obras de arte, poetas y amor literario (el que inspiró a Shakespeare), Verona se ha convertido en un paraíso ocioso-turístico de gran magnitud que intenta incorporar a su galería de reclamos el que une el corazón de gran parte de los veroneses, el Hellas Verona.

En una ciudad con tanto encanto y ligada al deporte de observar y dejarse ver, el hecho de intentar perturbar la dinámica con prácticas menos románticas, puede parecer insultante. Un escenario dominado por conjuntos arquitectónicos irrepetibles, exhibiciones magistrales de los captores que ocuparon la ciudad y hasta la casa de los Capuleto invadida de mensajes de amor fruto de los graffitis, conquistan el interés de cualquier paseante. Pero entre tanta ampulosidad, a la afueras de la ciudad, la Piazzale Olimpia emplaza cada semana a los fieles Scaligeri en el ya vetusto Marcantonio Bentegodi. Allí, donde el fútbol hace tiempo no respira en paz, un día irrepetible también se encontró éxito y brillantez para la inescrutable Verona.

En 1985, nada pudo obstaculizar el Scudetto más imprevisible y peculiar de la historia. Como si de una lucha contra sus propias obras de arte se tratara, el fútbol veronés se abrió paso entre auténticos maestros del momento. La Serie A gozaba de pintores míticos en escuelas poderosas como Platini-Rossi (Juventus), Rummenigge-Altobelli (Inter), Conti-Falcao (Roma), de escultores magníficos como Baresi (Milan), Sócrates-Passarella (Fiorentina), Zico (Udinese) y, desde luego, la gran estrella de la época, Maradona (recién fichado por el Nápoles). Sin embargo, la humildad de un equipo que estaba buscando su lugar en el primer nivel, que aún se reforzaba a última hora de mercado y que tan sólo llevaba dos años en la élite, iba a desmontar mitos para dibujar su propia obra, el Hellas Verona y el Scudetto 85.

El cuadro veronés había logrado hacerse notar en las campañas anteriores pues pese a venir desde un nivel inferior, su regularidad le había permitido ya asomarse a Europa al haber terminado cuarto y sexto respectivamente los dos años anteriores (siendo finalista de Coppa en ambas). Pero nadie en la entidad podría haber previsto lo que se estaba gestando detrás de aquella generación Gialloblu destinada a romper estadísticas, eliminar perjuicios y levantar el que aún hoy es el único Scudetto de su historia. El queridísimo entrenador Osvaldo Bagnoli (“Gli uomini come lei restano per sempre” –los hombres como tú están para siempre-, cita una pancarta que cada semana está presente en el estadio-), respetado por sus jugadores y siempre exprimiendo su sacrificio personal por el bien colectivo, sorprendió aquél verano. Alteró con un par de fichajes la base con la que había trabajado, no sería nada destacable reforzarse con apenas dos caras nuevas, pero sí cuando se trataba de dos claves para el transcurso de los hechos pues el impacto del alemán Hans-Peter Briegel (defensor firmado desde el Kaiserslautern) y del danés Preben Elkjaer (goleador llegado del Lokeren), acabaron siendo los grandes protagonistas. También lo fue Celestino Guidotti, director deportivo y fiel defensor de la estructura marcada por aquella generación.

El vestuario, disciplinado y eliminando cualquier ego exaltado entre sus filas, acogió de buen agrado la ‘mano de obra’ extranjera que había buscado en el mercado Bagnoli, amante de crear grupos que acabaran convirtiéndose casi en familia deportiva. Y así fue creciendo su gran obra. El fiable y eficaz Claudio Garella bajo palos, con una defensa inalterable de cuatro hombres formada por Ferroni, Volpati, Ferroni y el capitán y líder, Roberto Tircella, fueron una de las bases del éxito al convertirse en la zaga menos goleada de la categoría con apenas 19 tantos. En la medular, la destrucción y recorrido eran trabajo de Antonio Di Gennaro, con Luciano Bruni y el ex juventino Pietro Fanna en las bandas y el gran crack Briegel ejerciendo de todo-campista y adelantando su posición respecto a la que había defendido durante años en la selección alemana (a veces volvía a retrasarse). La delantera habitual acabó siendo Elkjaer-Galderisi, que formaron una sociedad de grandes registros que beneficio al conjunto porque pese a ser dos semi-desconocidos, aportaron 20 goles al milagro veronés.

Una leyenda que empezó con un 3-1 al Nápoles en el debut de Maradona en Italia gracias a un ya histórico marcaje de Briegel sobre el argentino y que nunca titubeó porque sólo hizo falta un domingo de agosto para que el Hellas se acomodara en una primera posición que no iba a abandonar jamás. Semanas después de aquél sorpresón ante los napolitanos, la Juventus aparecía en escena para arrebatarles esa privilegiada posición, pero fue barrida en la tarde más memorable de Elkjaer (con un gol antológico). En la jornada diez, los de Bagnoli visitaban al temible Torino con la primera plaza en juego, pero acabaron remontando con un 1-2 final que está considerado en Verona como la primera piedra real donde la afición pensó en que el milagro del Scudetto podría llegar a cumplirse. 

Tres empates y una derrota (sólo sufrió dos en esa campaña) de manera consecutiva ante Milan, Como y Avellino, golpearon la moral de un equipo pese a todo ‘novato’ en grandes gestas. La prensa comenzó a dudar del poder de aquél equipo, de su capacidad para aguantar la presión y del equilibrio que estaba empezando a tambalearse en el barco de Bagnoli. Un ‘mazazo’ en Friuli ante Udinese donde el físico no respondió, metió en la pelea liguera a Nápoles, Torino y Juventus pero desde ese momento, nadie frenó a los veroneses. Su confianza llegó al punto más alto en un partido alocado ante el Inter con un 5-3 final que acabó por encadenar una serie de resultados positivos que nadie pudo seguir de cerca. Un momento tenso al caer en su estadio ante el Torino, pero en mayo, con el sol de Bérgamo como testigo, el Hellas Verona redondeó una temporada de ensueño empatando ante el Aralanta y consiguiendo el punto definitivo. Una definición agonizante cuando eres el ‘pequeño inadaptado’.  El entusiasmo de una hinchada nada acostumbrada a verse exaltada por el resto y la indignación de los perseguidores ante la fuerza de aquél grupo, se expandió por toda Italia.

El título más sorprendente de todos los tiempos se había marchado a Verona por primera vez en 15 años (siempre se había quedado en Turín, Milán y Roma). Un logro sin igual conseguido por un club modesto que sólo alineó a 17 jugadores esa campaña. El único momento de gloria para los libros del Calcio, que últimamente sólo señalaban al Hellas para hablar de su paso por las catacumbas del fútbol italiano (estuvo hasta en Serie C1). Ahora, de vuelta a la Serie A y enfrentándose a rivales de sueños pasados como el AC Milan, el Marcantonio Bentegodi nos recuerda que un día ellos fueron grandes y Verona no necesitó de sus calles y su ambiente para atraer turistas. El fútbol les hizo grandes.

jueves, 22 de agosto de 2013

Origen de la Unión Deportiva Las Palmas




ORÍGENES Y ANTECEDENTES:



A mediados del s. XIX ya existen indicios de que en la isla de Gran Canaria se practican diversos “juegos de pelota” por jóvenes estudiantes de la colonia inglesa asentada en la isla que regresaban de sus estudios en Inglaterra. El primer campo utilizado por estos fue el denominado Campo de las Rehoyas.

Ya en febrero de 1894 se tiene noticia de lo que podríamos llamar el primer club dedicado al fútbol como tal, donde la prensa local se hace eco de un encuentro disputado entre el Grand Canary F.C. y una Escuadra Inglesa. También se tiene noticias del equipo denominado Las Palmas F.C. del Puerto de La Luz. Estas primeras formaciones estaban compuestas íntegramente por jóvenes ingleses que residían en la isla y disputaban encuentros frente a las copiosas tripulaciones de buques de guerra que estaban de paso.

En la primera década de s. XX comienzan a surgir los primeros clubs creados por jóvenes locales canarios. Así pues, hacia el año 1904 surgen los primeros equipos autóctonos en la isla de Gran Canaria, siendo uno de los primeros clubs en fundarse el Club Gimnástico, el cual disputaba sus encuentros en Santa Catalina, en unos terrenos llamados Teso del Porteño que después ocupó la Compañía Escandinava de Canarias; y el Club Canario, creado por los hermanos Vayo y que con posterioridad devendría en Sporting Club Las Palmas, para la práctica de otros deportes. A estos le siguieron otros conjuntos como el de Los Veintidós, el Pipiolo, el Tristany ó el Unión Central del Puerto, entre tantos otros. En los inicios también fueron utilizados como terreno de juego para la práctica del fútbol unos arenales a los que denominaban Campo de los Ingleses.

En el año 1905 tiene lugar la fundación de uno de los históricos del fútbol canario: el Marino Foot-ball Club. Después de unos años desde la implantación del fútbol, este deporte sufre una crisis en beneficio del béisbol en 1907 en la que desaparecen muchos de los equipos que se habían formado. Con la llegada a la isla en 1908 de José Gonçálvez García, junto con Eliseo Ojeda y otros jóvenes devotos de este deporte se vuelve a fomentar su práctica. Poco después, a finales de la década se fundan equipos importantes como: el Artesano F.C. en 1909, el Sporting Club Victoria ó el C.D. Porteño en 1910. Los dos clubs históricos, tanto Marino F.C. como Sporting Club Victoria, serán cantera continua e inagotable de jóvenes talentos hasta la creación de la Unión Deportiva.

El Marino Foot-ball Club fue fundado el 12 de mayo de 1905 por D. Eusebio Santana Torres en la Calle Cebrián dentro del barrio de Arenales junto al incomparable marco que ofrece el mar, de ahí la inevitable elección de su nombre. En un principio sus colores fueron el amarillo y azul, para luego pasar a vestir camisa azul y pantalón blanco. Tras un periodo de inactividad, en 1911 el equipo es reorganiazado por Eliseo Ojeda y pasa a jugar en el Campo del Muelle Grande, para luego en 1916 pasar a disputar sus encuentros en el Campo del Sagrado Corazón de María hasta la creación del Campo de España en los años veinte, terreno que abandonará en 1944 al transformarse este en canódromo. Esta decisión provoca que el Marino C.F. tenga que costearse la construcción de un nuevo campo, el Estadio de Las Palmas, inaugurado en 1944. Fue esta sociedad la gran rival de otro histórico como el Real Club Victoria durante casi cuarenta años, disputando apasionadamente los campeonatos regionales e interregionales de Canarias con la obtención de varios títulos en su haber. En 1941 y con la aplicación de la nueva Ley que prohíbe los extranjerismos cambia su nombre a Marino Club de Fútbol.

Pepe Gonçálvez, que aprendió a jugar de mozo en Inglaterra, nada más regresar a su tierra en 1907 crea un equipo en el Puerto de La Luz llamado Victoria. Sin embargo, este equipo carecía de sede social y no se registra oficialmente. Ya en el año 1910 se crea el Sporting Club Victoria, siendo su primer presidente electo Agustín Domínguez. El equipo viste camiseta a listas blancas y negras, y pantalón negro. Con el paso del tiempo esta sociedad irá captando a numerosos simpatizantes y adquiriendo una gran importancia dentro de la isla y del archipiélago. El 8 de julio de 1914 son creados los estatutos del club, siendo aprobados por la Delegación del gobierno el 14 de julio, fecha de su constitución oficial. El 5 de febrero de 1923 es nombrado Presidente de Honor a S.M. Don Alfonso XIII, recibiendo el título de Real y pasando a ser conocido como Real Club Victoria. Este club fue el único que consiguió competir en la Copa de España hasta 1950 y el primero en viajar a la península, concretamente en 1925, para competir en una gira que le lleva a jugar en Valencia, Aragón, Cataluña y Andalucía. En 1931 cambia su nombre a Club Deportivo Victoria, recuperando en 1940 su tradicional nombre de Real Club Victoria. En el año 1937 pasa a jugar sus encuentros en el Campo de Fútbol Pepe Gonçalves, construido en honor del fundador del Real Club Victoria.

En el 1911 aparece el Santa Catalina F.C. del barrio que le da el nombre. Con las fiestas de La Naval de 1911 celebradas en el popular barrio de La Isleta, se organiza un torneo por el que se rehace el Unión Central del Puerto para enfrentarse al combinado llamado Oriental de Las Palmas, celebrado en el Campo de Rompeolas. Comienza entonces a disputarse con motivo de estas fiestas el primer Campeonato de Las Palmas, cuya primera edición en 1912 la ganó por 2-1 elSporting Club Victoria al Marino F.C.. También es digno de mención el encuentro celebrado el 1 de mayo de 1912 disputado en Santa Cruz de Tenerife entre elSporting F.C. de Tenerife y el Sporting Club Victoria, el cual es considerado el primer Campeonato de Canarias y que acabó con victoria visitante por 0-1. La edición siguiente de 1913 se repetiría resultado en el mismo escenario y con los mismos protagonistas, esta vez por 0-3. En la edición de 1914 visitaría la isla tinerfeña elMarino F.C., perdiéndo por 1-0. Volverían los marinistas en la edición de 1915 para encajar un contundente 4-0 y suspenderse el encuentro al retirarse estos a causa de las decisiones arbitrales. En junio de 1916 sería el C.D. Porteño el representante de Gran Canaria, repitiéndose los sucesos acaecidos en la edición anterior, al retirarse los porteños tras encajar un 2-0.

En el mes de junio de 1914, el Tristany pasa a denominarse Club Deportivo Gran Canaria. Algunos de sus directivos consiguieron en 1915 que se constituyerá un subcomité dentro de la Federación Regional de Andalucía en Las Palmas, que tuvo una duración efímera de tan sólo un año en un intento de crear una federación regional canaria. El equipo vestía camisa y pantalón blancos, y fue junto a los dos clubs históricos, uno de los principales clubs en la isla de Gran Canaria. Fue el principal propulsor de la creación de la Unión Deportiva, a la que donó todo su patrimonio y sala de trofeos.

Es a partir de entonces cuando en la isla resurgen los equipos hasta la llegada de una nueva crisis provocada por la I Guerra Mundial, en la que existe una periodo de inactividad futbolística entre 1917 y 1922. Esta vez la crisis fue debida a la falta de promoción de este deporte frente a otros como la lucha canaria o las corridas de toros, y a la falta de terrenos de juego para la práctica del fútbol. Con todo, sí se disputaron los Campeonatos de Canarias: el 8 de diciembre de 1917 se celebra en la ciudad de Las Palmas, venciendo por 3-0 el Marino F.C. sobre el Sporting F.C. de Tenerife; el 2 de mayo de 1919 en Santa Cruz vence el C.D. Gran Canaria por 2-1 alSporting F.C. de Tenerife.

En 1921 surge el C.D. Santa Catalina paticipándo en la Copa Lucana y tras una serie de problemas internos, el por entonces presidente D. García de Celis, lleva a cabo una reestructuración en el equipo, cambiando el 7 de agosto de 1926 el nombre a Athletic Club. Los “leones del puerto” que así es como se les conocía, tomaron como distintivos los propios del club madrileño. Vestía camisa blanca y roja a listas, y pantalón azul. Con la prohibición de los extranjerismos en enero de 1941 cambia a Atlético Club.

En 1922 resurge el fútbol en la isla gracias al empeño de equipos como el C.D. Porteño y el C.D. Gran Canaria. Ya reorganizados los clubs, se disputan cuantiosos partidos entre equipos de la isla y otros encuentros entre equipos de islas vecinas. Pasado el verano, se acuerda que el vencedor de cada isla dispute el Campeonato de Canarias, título patrocinado por los cigarrillos Lucana 66 y que a la postre recibiría el nombre de Copa Lucana. El 4 de marzo de 1923 se disputó en el Campo de Deportes España la Final entre el Marino F.C. y el C.D. Tenerife, con resultado de 2-0 y una vez más el partido suspendido por la retirada de los visitantes por su disconformidad ante la actuación arbitral.

El 13 de septiembre de 1926 quedaba constituída la Federación Canaria de Clubs de Foot-ball, la cual fue aceptada por la RFEF en la Asamblea Nacional celebrada en junio gracias a D. José Rivas. La ciudad era ya en esta década un caldo de cultivo de innumerables clubs que poco a poco fueron sumándose a los dos históricos: el Argentino F.C., el Héspérides F.C., la Unión Marina F.C., el Sporting Club San José, club este fundado el 8 de diciembre 1913 y en la actualidad Real desde 1988, la Sociedad Gimnástica, el C.D. Español, la U.D. Santa Catalina, el Acevedo F.C., el Ferreras F.C., la Sociedad Balompédica, el Unión Athletic, el Peñarol F.C., el Rehoyano F.C., el C.D. Estrella, el Luz y Progreso F.C., el Apolinario F.C., el C.D. Águila, el Canalejas C.F., el Levante F.C., el Racing Club, el Sporting X F.C., etc. Estos clubs compiten en las distintas categorías regionales hasta la llegada de la Guerra Civil, la cual genera un periodo obligado de inactividad hasta su fin en 1939.
Tras la Guerra Civil no comienza a disputarse el Campeonato Regional en la campaña 39/40, sino en la siguiente 40/41. Así mismo, en enero de 1941 todos los clubs pasan a castellanizar sus nombres por la entrada en vigor de la Ley de prohibición de extranjerismos. El C.D. Gran Canaria y la Sociedad Gimnástica (que ocupó la plaza de los grancanarios en Primera Categoría la última temporada 35/36 tras ser descendido por no presentarse a un partido de promoción suspendido por no reunir el terreno de juego las condiciones reglamentarias), acuerdan una unión para poder disputar la sesión 40/41, participando bajo el nombre de Gimnástica-Gran Canaria. El C.D. Gran Canaria recupera en la siguiente sesión 41/42 su tradicional nombre, mientras que la temporada 43/44 reaparece la Sociedad Gimnástica como Gimnástica C.F.
En el año 1940 tiene lugar la fundación del Arenas Club, uno de los tres equipos fusionados para dar lugar a la Unión Deportiva. El Arenas Club participa por primera vez la temporada 40/41 encuadrado en Segunda Categoría, donde acaba siendo subcampeón. Campeón lo es en la 43/44, ascendiendo a Primera Categoría y permaneciendo en ella hasta el momento de su fusión. El equipo vestía camiseta roja y pantalón blanco.

A mediados de la década de los años cuarenta aparecen nuevos clubs, caso del C.D. Las Palmas, el Nuevo Club Deportivo, el Estrella Blanca C.F. ó el C.D. Telde. Por desgracia, un común denominador unía a todos los clubs canarios y este era la negativa que padecían por parte de los clubs peninsulares a ser aceptados como rivales para competir, debido fundamentalmente a la carestía de los desplazamientos y a la lentitud de estos. Durante numerosos años el fútbol canario vivió sumido en el aislamiento, marginado y basándose como única salida en la realización de competiciones interinsulares y alejado del resto del país. Pese a todo, los ojeadores peninsulares no eran ajenos a las hornadas de grandes jugadores que salían de la isla, por lo que los más destacados siempre tuvieron hueco e ingresaron en los clubs denominados “grandes”, tal es el caso del centrocampista Luis Molowny que en 1946 ficha por el Real Madrid C.F. procedente del Marino C.F.



1949 – 1950
A finales de los años cuarenta la situación del fútbol grancanario da un giro inesperado y las fuerzas locales, exasperadas ante la fuga constante de jóvenes valores a clubs peninsulares, deciden aunar los esfuerzos de los principales clubs de Las Palmas y unirse bajo un nuevo club, fuerte y potente, que represente a la ciudad en categoría Nacional. Los impulsores del proyecto fueron D. Manuel Rodríguez Monroy y D. Adolfo Miranda Ortega, vicepresidente y presidente respectivamente del Comité Regional de la Federación de Fútbol de Las Palmas.

Tras la ponencia de fusión expuesta en una reunión celebrada el 28 de febrero en la Federación Regional, y tras numerosas conversaciones que mantienen los clubs de la ciudad que compiten en la Primera Categoría, éstas acaban fructificando el 22 de agosto de 1949 cuando los cinco clubs implicados: Marino C.F., Real Club Victoria, C.D. Gran Canaria, Atlético Club y Arenas Club, deciden aceptar la fusión y crear el “equipo único”: la Unión Deportiva Las Palmas.

La U.D. Las Palmas es un club resultante de la fusión inicial de los clubs C.D. Gran Canaria y Arenas Club, que junto al Atlético Club estuvieron desde un principio a favor de dicha unión. El Atlético Club se incorpora a la fusión con posterioridad en una segunda fase, por lo que en un principio es inscrito para competir en la Primera Categoría para la temporada 49/50, aunque finalmente no lo haría. Tras esta fusión, desaparecen como tales Arenas Club, C.D. Gran Canaria y Atlético Club, mientras que los dos históricos Real Club Victoria y Marino C.F., pese a no poder sufragar los gastos iniciales del proyecto por la delicada situación económica en la que se encontraban, deciden aportar parte de sus jugadores más destacados. La sede social del nuevo club sería la propia del C.D. Gran Canaria sita en el nº 1 de la Plazoleta de Luis Antúnez y su primer presidente electo fue D. José del Río Amor. Los colores del nuevo equipo serían camisa amarilla, pantalón azul y medias azules con vuelta amarilla, colores de la bandera que representa la Provincia Marítima a la que pertenece la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. El terreno de juego sería el Estadio Las Palmas, propiedad del Marino C.F., inaugurado el 25 de diciembre de 1944 con un encuentro entre una Selección de Las Palmas y otra Selección del Puerto de La Luz.

Los equipos de Marino C.F. y Real Club Victoria mientras, a pesar de haber perdido a sus profesionales, optan por seguir con su vida deportiva con formaciones plenas de jugadores amateur. La constitución de la U.D. Las Palmas forzó a que después de un largo proceso de negociaciones, el 6 de junio de 1949, la Federación Española aprobase la inclusión de los equipos grancanarios en competiciones nacionales. Así pues, en la temporada 49/50 tras conquistar la U.D. Las Palmas el Campeonato Canario, pasa a entrar en la Fase Final de Ascenso a Segunda División obteniendo la segunda plaza tras la U.D. Melilla, puesto que le permite ascender a la categoría de plata por vez primera en su cortísima historia.

1950 – 1960


En la campaña de su debut en Categoría Nacional 50/51 lleva a cabo un gran torneo y queda tercero en su grupo, con lo cual accede a disputar la Promoción de Ascenso. En esta participan el club grancanario, dos conjuntos de Primera División:Club Real Murcia y C.D. Málaga; más tres de Segunda División: U.D. Salamanca, Real Zaragoza C.D. y Cto. de Dep. Sabadell. En la Liguilla se impone el conjunto canario y consigue el ascenso a Primera División en tiempo record después de una corta existencia de dos años solamente. Su estreno en Primera División de la campaña 51/52 es efímero y acaba con el club descendido, pues a pesar de mostrarse fuerte en casa, a domicilio tan sólo consigue un empate y catorce derrotas. Pero la U.D. Las Palmas es ya un club fuerte y no se desanima con la primera adversidad encontrada. Basado en una cantera prolífica en buenos jugadores y de gran nivel, en la temporada 52/53 queda cuarto rozando las puertas del ascenso, objetivo que alcanza en la campaña 53/54 al proclamarse Campeón de su grupo y conseguirlo directamente.
En el año 1953, el Estadio Las Palmas es adquirido en propiedad por el Cabildo Insular de Gran Canaria, cambiando su nombre a Estadio Insular y cediendo su uso a la U.D. Las Palmas como ya venía haciendo desde su fundación. Con este su segundo ascenso, hasta el final de la década permanecerá en Primera División compartiendo vicisitudes con los grandes del momento, siendo seis las temporadas en las que se ve buen fútbol en el Estadio Insular. Grandes jugadores como Silva y Mújica dan la estabilidad necesaria en un ciclo en el que la entidad amarilla no sobrepasa el décimo puesto. Sin embargo, en la campaña 58/59 recibe el primer aviso al tener que jugarse la permanencia con el Levante U.D., aunque salvado con fortuna: 1-2 en Valencia y empate a uno en el Insular. En la temporada 59/60 se cierra este periodo con el descenso a Segunda División al ser último clasificado en Liga.

1960 – 1970

Durante los primeros años de los sesenta el club canario entra en una pequeña crisis deportiva. Por primera vez en su historia recurre a jugadores forasteros para reforzar su plantilla y en la Liga, aún a pesar de rozar el ascenso, este se escapa en varias ocasiones por escaso margen. En la temporada 63/64 con Vicente Dauder en el banquillo reúne un excelente grupo mezclando jugadores foráneos y canteranos que le proporcionan el ansiado ascenso a la división de honor. Con este éxito empieza la gran época dorada de la U.D. Las Palmas con casi veinte temporadas consecutivas en Primera División. En la segunda parte de los sesenta aparecen grandes jugadores que aún hoy en día perduran en la memoria de la afición grancanaria como: Castellano, Tonono, Guedes, Martín Marrero y Germán.

El equipo va de menos a más y tras pasar tres temporadas en la zona meridiana de la tabla clasificatoria, en la campaña 67/68 alcanza el tercer puesto en dura pugna con los todopoderosos Real Madrid C.F. y C.F. Barcelona de los que le separan pocos puntos. En la edición 68/69 realiza el mejor campeonato de su historia, pues el club amarillo es subcampeón contra todo pronóstico, aunque eso sí distanciado a 9 puntos del Campeón Real Madrid C.F.. En 1969 debuta en la Copa de Ferias sin conseguir superar la Primera Ronda frente al Hertha B.S.C. de Berlín, empatando a cero en el Insular y perdiendo 1-0 en la vuelta con el Estadio Olímpico de Berlín como escenario.

1970 – 1980


La década de los setenta se presenta llena de altibajos deportivos. Nada más empezar tiene hecho el triste y desgraciado fallecimiento de Guedes, con tan solo 28 años. Aún así, con Pierre Sinibaldi en el banquillo, el club termina quinto en la temporada 71/72. Esta plaza le permite entrar en competición europea, competición en donde el club logra eliminar al italiano Torino Calcio y al eslovaco Slovan CH.Z.J.D. Bratislava, siendo eliminado en octavos de final a su vez por el F.C. Twente ’65holandés. En las ediciones 72/73 y 73/74 finaliza undécimo, pero el suceso más destacable es el nuevo fallecimiento de un jugador del club. En este caso es Tonono como consecuencia de una infección hepática. El club canario que se siente maltratado por la fortuna con tanta desgracia, recula unos puestos en las ediciones siguientes, víctima de la mala suerte y de las circunstancias.

En la edición 76/77 la U.D. Las Palmas cuenta con tres argentinos muy cotizados que le llevan al cuarto puesto. Son Carnevalli, Morete y Brindisi. Con ellos participa en Europa la 77/78, superando en UEFA a F.K. Sloboda yugoslavo en primera ronda y siendo eliminado en la siguiente por el Ipswich Town F.C.. En la edición de 1978 llegan brillantemente y con mucho esfuerzo a la Final de la Copa del Rey, competición que les enfrenta con el F.C. Barcelona. En esta pierden por 1-3 ante los catalanes en un encuentro con claro signo barcelonista, pero que supone un reconocimiento general a la afición y fútbol canario. Son buenos tiempos y el equipo es cotizado dentro del país. Finalizan cuartos en la temporada 76/77, séptimos en la 77/78 y sextos en la sesión 78/79.

1980 – 1990


Con la llegada de los años ochenta muchas de sus figuras fichan por clubs de más renombre y el club se debilita. Son años de vacas flacas y deportivamente se retroceden varios puestos dentro de la clasificación. Toca ahora luchar por no descender, objetivo que no alcanza plenamente al cerrase al término de la temporada 82/83 un brillante ciclo de diecinueve temporadas entre la élite, descendiendo a Segunda División. Dos son las temporadas que necesita para volver a estar entre los grandes, pues tras ser undécimo en la campaña 83/84 se proclama Campeón en la temporada 84/85 con Roque Olsen de entrenador. En su participación dentro de la Copa de la Liga, es subcampeón la edición 83/84 al caer en la Final frente al C.D. Castellón: derrota por 3-1 en la ida y empate 1-1 en la vuelta celebrada en Estadio Insular. El regreso a Primera División dura tres temporadas pues al término de la sesión 87/88 desciende lamentablemente tras culminar una nefasta campaña en la que pierde muchos encuentros. El club se encuentra en Segunda División A desanimado y empezando a acumular una gran deuda fruto de los grandes gastos realizados recientemente.

1990 – 2000

Deportivamente puede afrontar la competición, pero tras cuatro temporadas el ciclo llega a su fin y agotado acaba descendiendo a Segunda División B al término de la campaña 91/92. Se deben seiscientos millones de pesetas y ha de afrontar la conversión a Sociedad Anónima Deportiva, trámite que consiguen superar con el aporte de varias entidades y organismos que finalizan con su transformación en U.D. Las Palmas, S.A.D.. En la Liga se copan los primeros puestos pero son necesarias cuatro temporadas para salir del pozo de la Segunda División B. En la campaña 92/93 son Campeones de Liga mientras que en la Promoción son superados por Hércules C.F. y U.D. Salamanca, siendo última la Real Sociedad Gimnástica de Torrelavega.

En la temporada 93/94 son segundos y en la Liguilla son superados por la U.D. Salamanca. Le acompañan en esta fase Levante U.D. y Barakaldo C.F.. En la edición 94/95 son terceros en Liga pero de nuevo sufren un duro revés en la Promoción. En esta ocasión es el Deportivo Alavés quien les priva del ascenso, quedando rezagados U.D. At. Gramanet y Real Jaén C.F.. Por fin, es en la campaña 95/96 cuando consiguen ascender a Segunda División A tras ser Campeones de Liga y de Promoción, superando a: Elche C.F., Club Gimnàstic de Tarragona y Cultural y Dep. Leonesa. La estancia en Segunda División se alarga cuatro temporadas, pues en la edición 99/00 se proclama Campeón después de un gran torneo con Sergio Kresic en el banquillo y consigue un merecido ascenso a Primera División. Previamente en la campaña 97/98, había disputado la Promoción de Ascenso sin fortuna, siendo eliminado como aspirante por el Real Oviedo: derrota por 3-0 en la capital asturiana y un insuficiente 3-1 en casa.

2000 – 2010

El nuevo siglo empieza con dos presencias en Primera División que entusiasman a la afición grancanaria, temporadas 00/01 y 01/02, al término de la cual desciende tras ser decimoctavo. Aparecen figuras locales de la prolífica cantera local como Guayre y Ángel, quienes acabarán finalmente en otros clubs. El 29 de junio de 2003 disputa su último partido en el Estadio Insular, para después inaugurar el 8 de mayo el nuevo Estadio Gran Canaria en un encuentro frente al Royal Sporting Club Anderlecht belga, con resultado final de 2-1. Nuevamente en Segunda División, durante la campaña 02/03 son quintos aunque sin opciones al ascenso, objetivo que se torna amargo sin embargo a la conclusión de la edición 03/04 cuando descienden al ser últimos, después de una trayectoria desastrosa.

La Unión Deportiva se haya muy cerca de la ruina y de la desaparición, pero gracias a la Ley concursal que le es aplicada en noviembre de 2004 por la deuda reconocida de más de 60 millones de euros, y al empresario Miguel Ángel Ramírez, quien accede a la presidencia, se evitan alcanzar cotas más trágicas. Deportivamente el club durante la temporada 05/06 es tercero en Liga, consiguiendo en la Promoción ascender a Segunda División A tras superar a Real Sociedad de Fútbol “B”: 1-0 en el Estadio de Gran Canaria y derrota por 2-1 en la capital guipuzcoana, valiendo doble los goles obtenidos a domicilio; y C.D. Linares en la Final: 2-2 en la ida y 1-0 en Las Palmas. Desde entonces el conjunto insular se encuentra en Segunda División A atravesando una discreta fase en su historia con graves problemas económicos y por ende deportivos que no le permiten superar con holgura cada campeonato, además de permanecer lidiando peligrosamente con el descenso a excepción de la campaña 07/08 que se salda con un octavo puesto. En la campaña 09/10 es decimoséptimo clasificado consiguiendo la permanencia en parte a la efectividad de sus delanteros Rondón y Javi Guerrero, afrontando el futuro con moderado optimismo a la espera de que lleguen tiempos mejores.

viernes, 9 de agosto de 2013

Imagen del pasado


El CD Gran Canaria de blanco impoluto juega contra el RCD Espanyol de Barcelona SAD en el Campo España, con alrededor de 10.000 espectadores. El cuadro catalán se haría con la victoria, por 0-1. En la foto, Zamora despeja un balón.

La gira continuaría con otra victoria frente al Marino, a pesar de haber dominado el conjunto palmense. Finalmente el Victoria conseguiría derrotar al Espanyol, con gol de Armas, que andaba de vacaciones en la isla (ya era jugador del Europa) daba la victoria al club porteño y además se convertía en el primer canario que batía Zamora.

miércoles, 24 de julio de 2013

Una negación


A veces, uno cae en el error de pensar que el fútbol es para titanes. Para esos jugadores deflagrantes, tras los que la tierra parece que se abre. A veces, uno observa este deporte de choques de berrendos y aúlla, rebuscando en lo más primario. Contempla la estampida, la exuberancia del trote, y aplaude como pidiendo que se vuelvan a embestir. A veces, uno se emborracha de ese fútbol que no es táctico, ni técnico, sino adrenalínico, de cabalgata de valquirias. A veces, la chispa se pierde entre tanto pectoral que revienta costuras.
A veces, al fútbol hay que jugar con tres mediocentros y patapum para arriba. Menos tocar el violín y más aporrear la batería. Que no se escape un pase por hacer una filigrana de más. El jugador sangra y se arrodilla ante la mancuerna, que los delgados y los bajitos no son sino descastados. A veces, al fútbol se le mete ébano y se le quita samba, que las bicicletas solo son para el verano. A veces, lo más importante es dejar la portería a cero.
A veces, en Canarias se ponen tristes si llueve. Qué llevará el gofio, que los que lo toman luego parece que juegan en punto muerto. A veces, el peor enemigo de la magia son las rodillas. A veces, de Arguineguín sale solo fútbol lánguido, de recién levantado. A veces, por allá abajo, el brío está como prohibido.
A veces, los futbolistas son demasiado mayores para seguir jugando. La intensidad de hoy requiere de pulmones jóvenes y piernas poco remendadas. A veces, los campos de barro no están hechos para los que juegan con mocasines. A veces, no hay guapo que redondee esos balones del demonio, que parecen lanzados con tirachinas. A veces, uno prefiere el cinismo del correr a la honestidad del jugar.
A veces, el fútbol a los treinta y siete años es solo para físicos privilegiados. Es imposible pisarla con parsimonia en un juego donde ahora prima el vaivén y los defensas que van a la yugular. Si pides pausa, te desollan. A veces, el romanticismo parece que lo desguazaron.
A veces, es imposible que uno no se salga de la baldosa. Y más en un derbi. A veces, es imposible dar el pase después de que la pelota se te enrede en los tobillos.
Pero luego aparece Valerón y lo niega todo.

lunes, 22 de julio de 2013

Paquito Ortiz, el gran capitán

 - Paquito Ortiz, posa ante una escena navideña de la capital grancanaria, este miércoles (C. Torres)
Paquito Ortiz Rivas
Cree de manera errónea Paquito Ortiz (12 de agosto de 1969) que su sombra se alejó de la UD Las Palmas once temporadas después de jugar su último encuentro de amarillo (16 de junio de 2001, contra el Rayo) y veinte de su debut en el equipo de sus amores (2 de septiembre de 1992, frente al Arguineguín en competición de Copa del Rey). Porque la semilla de su conducta ejemplar y solidaria, la que vieron en filiales
aquellos que ahora gobiernan el vestuario del equipo, germinó y echó raíces. Hay mucho de Paquito en esta nueva UD Las Palmas, mucho de codo a codo y renacer ante la adversidad. Por eso, el capitán de los noventa, sigue más cerca de lo que él mismo considera, a pesar de que durante 2012 se nos marchó hasta Arabia Saudí donde en los tres próximos años tiene un duro trabajo que acometer como responsable técnico de aquella Federación.

Paquito presenta la estampa de un jugador a sus 43 agostos ya cumplidos. Y, además, siente la ilusión de un privilegiado al poder ir a realizar su trabajo y conocer una nueva sociedad, otra cultura que enriquece su ser.
Paquito en la sede de la Federación saudí, en Ryadh
"Tenemos mucho que hacer en Arabia", apunta. "El país es inmenso, cuatro veces España, y los futbolistas a los que hemos de preparar están dispersos. Tenemos además un jefe enfermo de pasión por este deporte (López Caro) que nos insta a acometer una labor de mejora en todas las selecciones. No tenemos objetivos concretos: mejorar cada día es nuestra exclusiva. Ahora añadimos captación. Él nos dice que si existen buenos jugadores en el país, que estén capacitados para acceder a la selección, tenemos que encontrarlos donde quiera que estén. No es tarea fácil porque allí el fútbol no es como lo conocemos en España".

Ortiz es un profesional armado de paciencia y comprende que "estamos obligados a realizar algunos cambios para que Arabia Saudí vuelva a tener el nivel que disfrutó hace algunos años, cuando era uno de los países dominantes en Asia. Hemos de superar varias barreras", concreta. "Como puede ser que la idea actual de que la base sea exclusivamente integrada por jugadores saudíes o que los futbolistas empiecen a competir con 13 años de edad; es un razonamiento que está relacionado con la cultura del país pero que nos supone una desventaja por la tardanza en llegar a la formación de los jugadores. Este es un trabajo que lleva tiempo, por supuesto, y los resultados no pueden tener un carácter inmediato".
Durante años Paquito conservó una promesa de antiguos dirigentes de la UD Las Palmas para, una vez colgara las botas, quedar vinculado a la entidad amarilla en algunas de las funciones técnicas o en la preparación física. Sin embargo "comprendo que el club entró en una dinámica de cambios que afectaron a aquellos acuerdos; las personas se fueron y con ellas también lo pactado.
Me habría gustado; en cambio gané la posibilidad de acudir a proyectos tan ricos a nivel humano como en el que estoy actualmente. Yo lo que quería en realidad era poder jugar con mi equipo de siempre en Primera División. No quería llegar a los 300 partidos o tener un contrato millonario. Mi deseo se cumplió y, a partir de ahí, decidí vivir experiencias fuera del país. Por eso elegí primero Escocia (Raith Rovers)".

Paquito en su etapa en Primera
De inmediato el eterno capitán nos introduce en su mundo amarillo y azul. Confirma que tras despedida de la UD Las Palmas renunció a dos ofertas de Hércules y Elche para seguir en España porque "como digo había alcanzado mis sueños". Paquito es una rara avis en el fútbol actual; de esos que soñaban con jugar con un solo escudo y una sola camiseta. Y eso que sus comienzos fueron titubeantes, incluso cuando era jugador del CD Maspalomas. "Un día me dijo Paco Castellano, que era mi entrenador en el Maspalomas, que estuviera atento porque me iban a llamar de la Unión Deportiva. Estaba algo sorprendido porque nunca destaqué en mis equipos ni me imaginaba jugando en un club como Las Palmas".
Sin embargo aquella oportunidad le llegó empezando en Segunda División B y a las órdenes de Álvaro Pérez Domínguez. "Quedé impresionado del nivel que había entonces en el equipo. Verona y Rafa eran dos jugadores impresionantes. Me costó entrar al principio y me cambió mi papel en el terreno de juego".
Con el colombiano René Higuita en tierra saudí
Porque Paquito llegó a la UD Las Palmas precedido de varios detalles técnicos de interés; uno de ellos se refería a su condición de especialista en los lanzamientos de faltas. Cuando le recordamos este apéndice de su curriculum se echa a reír. "Pero es que en Las Palmas todo era diferente. Fui a tirar mi primera falta en un partido y en aquel momento, alrededor del balón, estaban Pedro Luis -que empujaba a los demás para lanzar él-, Verona, Socorro y hasta Dragan Skocic. Todos se preparaban para el lanzamiento. Y me dije: ¿a dónde vas?. En adelante fue siempre igual y, aunque alguna vez lancé, nunca marqué gol así con la Unión Deportiva".

Ese gesto sencillo era un botón de muestra de la personalidad de Paquito, siempre al servicio del grupo y en pos del lucimiento de un compañero. Se integró en aquella su primera temporada en un equipo que deleitaba porque "aunque estuvimos en Segunda B, Las Palmas hizo un fútbol muy bonito esa temporada, con la mayoría de sus jugadores canarios. Solamente estaba en la plantilla Dragan y más tarde Enrique Cuxart, que vino para la segunda vuelta y liguilla". Ortiz tiene una alta consideración sobre el juego de aquel ‘tractor amarillo' del 92 que "posiblemente fue el más vistoso de mi etapa. Aunque sería injusto si no recordara algunos momentos con Iñaki Sáez y también la temporada de García Remón, donde el equipo hizo una gran campaña sin el premio del ascenso".

Pasado este tiempo, el capitán tiene claro que el final de la liguilla contra Alavés, Salamanca y Baracaldo supuso "mi mayor decepción profesional. Se habían creado muchas expectativas y nadie estaba preparado para que el equipo se quedara aquel año sin el ascenso, máxime por el espectáculo previo que había mostrado. Cuando digo nadie me refiero a la plantilla, a la afición, al consejo de administración y a la propia prensa. Fue el palo más duro de todos".
Sin embargo "he de confesar que me siento muy orgulloso de haber peleado durante cuatro temporadas en Segunda B, luchando por el retorno del equipo. Me siento orgulloso de volver a levantarme cada temporada y empezar de nuevo hasta conseguirlo. Por ello, mi mayor alegría profesional fue el desenlace del partido de Elche (1996), más incluso que subir a la Primera División. Aquel ascenso fue no sólo un éxito deportivo y una reclamación popular. Se convirtió en una liberación emocional de toda una plantilla de jugadores, en su mayoría canarios, que habían sufrido durante cuatro temporadas el destierro. A ellos se unieron futbolistas como Eleder -que acabó con un pómulo hinchado en el partido-, Asier, Espejo, Eloy, Ángel, Toni, ... y no quiero olvidar a ninguno, que se integraron de pleno entre nosotros y lo sintieron como si hubiesen estado en el club desde el principio. Fue una alegría muy inmensa la que sentimos aquellos días".
La formación del ascenso de 1996, frente al Elche: Socorro, Eleder, Espejo, Manolo, Toni y Ángel (de pie), Eloy, Asier, Jaume, Orlando y Paquito (agachados)

A la par, en su consideración personal como éxitos puntuales, valora Paquito la llegada del equipo hasta las semifinales de la Copa del Rey frente al Barcelona. "Hicimos cosas importantes contra el Valencia y el Español. Fueron emociones especiales. En todas las temporadas hubo momentos bonitos y otros desagradables, pero me quedo con esas tandas de penalties en el Heliodoro, cuando eliminamos al Tenerife, y más tarde en Valencia. En ambas participé y acerté. El día de Valencia, además, le hice dos goles a Zubizarreta porque el primero del 0-2 fue mío. Luego, ya saben: la gran jugada de Orlandito. Pero en la tanda de penalties, cuando me tocó el turno, iba caminando desde el centro del campo pensando que Zubi tenía fama de no parar ninguno y que ese día me lo iba a detener a mí. Por ello decidí lanzar fuerte, lo hice casi con un resbalón; y fue imparable. Anotamos los cinco lanzamientos aquel día. La alegría del vestuario aún la tengo presente".
"Siempre recuerdo que llegué al club en la peor época de su historia, después de haber descendido a Segunda B. Pero me tocó disfrutar la remontada completa", comenta. No fue, sin embargo, un ascenso completo el de 2000 con Sergio Kresic porque unos días antes su padre había fallecido. "Fue una alegría muy triste para mí; de hecho pedí permiso al club para no acudir a las celebraciones porque no estaba con ánimo para ello".
Paquito había remado desde el primer día, desde 1992 a 2000, para llevar a Las Palmas a la Primera División. Sin embargo, no fue hombre en el que Sergio Kresic depositara la confianza que sí le habían otorgado otros entrenadores. "Pero no le guardo rencor, por supuesto. Tenía sus ideas y funcionaban; hay que respetar los criterios de los entrenadores. Yo estaba en la plantilla para sumar", puntualiza. "Se puede ayudar muchísimo desde dentro y entendí que ese era mi cometido aquel año. No me cogía de sorpresa lo ocurrido".
Le ponemos en un compromiso cuando le interrogamos por el entrenador que más rendimiento pudo haber obtenido de sus facultades. "Es que ni yo mismo sabía de qué jugaba. Menos de delantero centro hice de todo en la Unión Deportiva. Llegué como media punta, pasé a un extremo, luego en el pivote, más tarde como lateral derecho y acabé un día jugando de portero, contra el Leganés".
Sin embargo, admite que "'Alvaro Pérez me sacó muchísimo rendimiento, me otorgó varios cometidos a lo largo de la temporada y lograba adaptarme bien". Más adelante también comenta que "Pacuco Rosales acertó a encontrar mi mejor posición en el campo, actuando por la banda", mientras relata que "cuando llegó Iñaki Sáez me pasó un hecho curioso: Separó a los jugadores por sus demarcaciones y yo me quedé con los centrocampistas. Y él me dijo que debía ir con los defensas".

Paquito, con el portero italiano Walter Zenga, en Arabia Saudí
Pero el momento de mayor realce en ataque lo encontró con Mariano García Remón en el banquillo porque "me daba libertad a meterme por dentro buscando posiciones para rematar o acompañar. En aquella temporada era muy fácil para mí hacerlo ya que tenía a mi espalda a Manuel Pablo. Y eso era una garantía porque con él siempre teníamos tiempo para recuperar la posición. Disfruté muchísimo jugando al fútbol ese año teniendo un guardaespaldas perfecto".

Paquito repasa sus actuaciones personales y encuentra un factor común contra un mismo adversario, el Alavés, aquel Glorioso club que le había amargado en las liguillas de 1993 y 1994. "¿Mis mejores partidos?. Cuando le ganamos 4-0 al Alavés, el día del célebre gol del Turu sentado. Venían de eliminar al Real Madrid en la Copa y a nosotros nos salió un partidazo, con jugadas muy bonitas, goles y ocasiones. El otro encuentro con el Alavés que tuve una actuación muy buena fue el día del debut de Samways, cuando lo expulsaron a los diez minutos (por agresión a Serrano). Tuvimos que multiplicarnos para empatar el partido. Ese día hice un gol de esos con un chut desde fuera del área. Fue una gran satisfacción puntuar en aquellas condiciones".
Siente Paquito una admiración personal a "Orlando Suárez", al que considera el mejor jugador con el que ha compartido equipo. "Es el futbolista más inteligente que he visto. Lo tenía todo a pesar de que no era rápido, pero jugaba de espaldas a la portería como nadie y todos los que estaban a su alrededor se convertían mejores futbolistas. El Turu Flores se aprovechó muchísimo de su trabajo, porque era otro deportista con mucha inteligencia en el terreno de juego. A Orlando no le hemos valorado como merecía".
Detalla Ortiz también al jugador foráneo que le marcó entre todos aquellos a los que conoció de amarillo: "El inglés, sin duda, era extraordinario. Además me tocó conservar una gran relación con él, que aún perdura. En el campo Samways demostró una gran valía profesional, con una sabiduría excepcional y una entrega a la camiseta que era ejemplar. Cuando viví en Escocia comprendí su temperamento y su manera de interpretar el fútbol. Él no entendía por qué cada vez que iba al club a solucionar algo le decían que volviera mañana. No puedo olvidarme", añade, "del Turu. El día que vino nos dejó a todos asombrados. Lanzó faltas primero con la pierna derecha, todas precisas y con contundencia. Luego se fue al lado opuesto y las lanzó igual con la izquierda. Deslumbró a la plantilla desde el primer momento. Tenía muchas virtudes como delantero. Parecía que no llegaba a los balones pero marcaba desde todos las posiciones, con cualquier tipo de remate. Fue un placer jugar con él y con otros a los que ahora no estoy nombrando".
"Y dime: ¿es tan rápido Thievy?". Paquito tiene que informarse también. El diez de enero puso rumbo a su destino profesional con sus pensamientos en amarillo. 2013 es apasionante para él y, desde la distancia, quizá también pueda celebrar eso que de vez en cuando se convierte en el apoteosis para los grancanarios. "Espero poder verlo. Hasta ahora sólo he visto televisado el partido del Betis; ojalá sea nuestro año".

jueves, 18 de julio de 2013

Diario de un suicidio [1996-2004]



Travesía por la opulencia y el despilfarro. Pasarela de refuerzos. Desde la llegada del delantero argentino José Óscar Turu Flores a la UD, el fichaje más caro en la historia del equipo amarillo y de la categoría de plata, la entidad isleña se ha gastado en estos últimos 17 años un total de 70 millones de euros. Una cifra que desvela una gestión suicida que llevó al cuadro grancanario a Primera División (2000), pero que también la llevó al borde del abismo y a situarse a un centímetro de la quiebra. Desde la entrada en el proceso concursal, el equipo amarillo optó con acierto por fichar a jugadores a coste cero. Una estrategia que ha convertido a la UD, en la actualidad, en un tiburón. Pero en 1996, con la única meta de besar el cielo del fútbol nacional, la meta era subir a cualquier precio. Así empezó el desastre.

Con Pacuco Rosales como entrenador, y tras abandonar las catacumbas de la Segunda B, en agosto de 1996 la UD se presentaba en el Estadio Insular con un plantel revolucionario. El Turu Flores costó el equipo amarillo unos 3,4 millones de euros. Delantero de enorme potencia, era la pieza angular del nuevo proyecto, que terminaría en ese curso liguero en un enorme fiasco [con la única salvedad de llegar a las semifinales de la Copa del Rey], y con la destitución de Pacuco Rosales y Ángel Cappa, concluyendo la Liga Paco Castellano.

Simionato (1 millón de euros), Walter Pico (700.000 euros), Andrés Grande (500.000 euros) -contó con la ficha federativa desde diciembre-, Randjelovic (400.000 euros), Blazo Raosavljevic (300.000 euros), Dragan Radojicic (600.000 euros) o el centrocampista tinerfeño Sandro (400.000 euros) se unían a los líderes del vestuario como Manolo López, Paquito u Orlando Suárez. Así como a los platanitos, que llegarían a ser internacionales, como Manuel Pablo o Juan Carlos Valerón -que al siguiente curso saldrían del club-.

La lluvia de fichajes tendría su continuidad en el mercado invernal. Vinny Samways llega al club amarillo el 4 de diciembre de 1996, tras el pago de unos 600.000 euros al Everton [a esta cifra hay que añadir que en 1999, cuando el jugador seguía siendo de la UD, se vuelven a comprar los derechos a Grecon Holdings LTD por 1,4 millones de euros, según un informe de la Administración Concursal]. Además, hay que añadir al chileno Illescas (180.000 euros), al delantero internacional paraguayo Arístides Flecha Rojas (300.000 euros) [que logró un tanto crucial para eliminar al Espanyol en la Copa del Rey], el vasco Mendiguren -que no llegó a debutar por una lesión- y al meta Canales -que llegó del Dépor-.

La entonces recién creada Gerencia Deportiva se hizo cargo de la entidad amarilla -con Ángel Luis Tadeo como presidente- y el gasto ascendió a 10,8 millones de euros. Fue la primera piedra del fin. Así se abrió la puerta al agujero negro que puso al club contra las cuerdas.

En la temporada 1997-98, ahora con Germán Suárez como mandatario, la UD, se encomendó a la libreta de García Remón. El equipo amarillo se clasificó para disputar la promoción de ascenso, pero sería eliminada por el Real Oviedo. Zeljko Cicovic, que aún pertenece a la entidad amarilla como preparador de porteros, aterrizó en la Isla por sólo 120.000 euros. Sería un movimiento sobresaliente, el meta, que se retiró de amarillo en mayo de 2005, completó 159 partidos de Liga en ocho campañas. Entró en la historia del club amarillo, al conquistar en la temporada 1998-99 el primer Trofeo Zamora para un portero de la UD Las Palmas.

En el verano de 1997, el lateral Emilio Martín Hidalgo, que costó 3,7 millones de euros, llegó a la Isla como el gran refuerzo de la pretemporada. Avalado por su rendimiento en la Copa América de Bolivia, el internacional peruano del Sporting Cristal firmaría un contrato por cinco temporadas -sólo disputaría dos de amarillo-. En su primera campaña con García Remón, sólo disputó nueve partidos de Liga para computar un total de 255 minutos -incluyendo los dos de la promoción ante el Real Oviedo-. A la siguiente temporada, con Paco Castellano y Quintana Nieves en el banquillo, Martín Hidalgo mejoró sus cifras hasta los 1.171 minutos. Sin embargo, regresaría al Sporting Cristal. Los cedidos Agostinho -por el Salamanca- y Zeferino -Real Madrid Castilla- o los fichajes de Herrera, Óscar y Merino -que superaron los 2 millones de euros- engordaron la nómina de altas. Pero fueron dos altas procedentes del Betis, por 2,2 millones de euros, los que agitaron el mercado invernal. El croata Bjeliça y el delantero polaco Kowalczyk -que fue plata en los Juegos de Barcelona 1992- aparecieron como ángeles salvadores, pero volverían a decepcionar. El organizador jugó 11 encuentros y el atacante, fuera de forma, sólo firmaría un tanto. En esa temporada, el gasto ascendió a 9 millones.

El delantero chileno mundialista Manuel Neira sólo logró un tanto de amarillo (en su debut ante el Albacete). Costó 3,2 millones de euros y era el fichaje galáctico del curso 1998-99. La estrella terminó estrellándose. Tras llegar del Colo Colo y jugar en Francia 1998, completó 9 partidos y un total de 243 minutos. Con sólo 21 años, no pudo refrendar su esplendor técnico y entró a formar parte de los movimientos más nefastos. La serenidad de Josico, que llegó del Albacete, se tasó en 2 millones de euros [el jugador manchego saldría de la entidad en 2002, con el descenso del club amarillo a Segunda, para incorporarse al Villarreal sin dejar un céntimo en las arcas]. Y hubo dos altas con acento argentino como el meta Nacho González (2,4 millones de euros) y el centrocampista Hernán Franco (2,5 millones). El mediocampista, que llegó de Newell´s, sólo disputó 109 minutos de Liga, lo que significa que cada minuto le costó a la entidad amarilla unos 22.935 euros. Por su parte, Haber (2,8 millones) también pasó desapercibido: 9 partidos de Liga. Cada minuto le costó al club amarillo 7.200 euros.

Tras la venta del Turu -por 5 millones al Dépor, en una operación en la que se incluyó a Manuel Pablo-, el club gallego aprobó la cesión por dos temporadas (1988-99 y 1999-00) del delantero Renaldo. Logró 14 dianas y acabó disputando 50 partidos. Al músculo de Lima, se unió un rostro conocido: la vuelta del goleador Eloy. Otro motivo de vergüenza. El jugador albaceteño, tras ser pieza clave en el ascenso a 2ª (1996), fue fichado por el Elche por 120.000 euros. La UD lo repescaría en 1998 tras abonar 1,2 millones de euros a los ilicitanos.

La campaña 1999-00 fue el curso del ascenso a Primera, con Kresic en el banquillo. David Pirri (1.6 millones) fue presentado como cedido por el Dépor, y al final el club se percató de que había sido comprado. Lesionado, apenas colaboró en el ascenso. Edu Alonso (1,8 millones), Olías, Amador, el tridente que llegó del Atlético de Madrid B: Tevenet, Ramón, Sequeiros (2 millones) y Lago (1 millón) apuntalaron al bloque. Jarni, sin equipo, y Clotet conformaron la lista de mimbres para el ascenso.

Con el equipo en Primera, la UD invirtió 16 millones, la mayor cifra en un curso. Llegó el central a préstamo por el Dépor Schürrer -que luego costaría 4 millones-. Los brasileños Álvaro y Baiano -que costaron 6,3 millones-, quedarían envueltos en la polémica. Los defensas jugaron con dos pasaportes falsos, que les hacían pasar como comunitarios. Álvaro regresaría en 2002 -con la documentación en regla-. El delantero turco Oktay costó 2 millones y dejaría un rendimiento decepcionante. Se marcharía rompiendo su contrato. El caso acabó en la FIFA. Oulare (cedido por 511.000 euros) firmó 4 goles y Gudjonsson (que costó 2,9 millones) dejó dudas. Turdó, que llegó cedido del Stade Rennes en el mercado invernal por 840.000 euros, sólo logró un tanto ante la Real, que sellaría la permanencia.

De 2002, con el descenso a Segunda A, a 2004, el del regreso a 2ª B, se contabilizan 49 altas. Sólo Reggi o Trotta dieron el nivel. González, Bogliaccino, Monteagudo, José Antonio, Bo Andersen, Cotelo, Bernaus, Lima, Nkong, Maceratesi, Diogo, Fred, Gato Sessa, Matheus, Jahic, Lindbaek, Hietanen, Guillermo, Tomás, Changui, Frutos... Desde 2004, y en pleno proceso concursal, el club se refuerza a coste cero. De Márquez a Máyor, se instala la cordura en la UD.

martes, 16 de julio de 2013

Juan Guedes, eterno mito



Juan Guedes fue un jugador que dejó huella entre quienes le conocieron. Tonono, amigo íntimo y compañero de selección, no titubeó en afirmar que "Guedes era el mejor de todos nosotros", en alusión a los integrantes de la época dorada del club grancanario. Estas fueron las opiniones que, a lo largo de estos años, ofrecieron sobre el imborrable 'seis' de la UD Las Palmas:
  • Luis Molowny (entrenador): "Era ejemplar en todo. Siempre vi en él una despierta inteligencia, un hombre profundamente disciplinado, un fervoroso defensor de los colores que tan arraigados llevaba en el fondo de su corazón. Técnicamente parece innecesario ponderar sus virtudes, que reflejaba tan brillantemente, con su admirable pundonor, lo mejor de nuestro fútbol de cantera".
  • Rosendo Hernández (entrenador): "Estuvo dos veces a mis órdenes. Sus nobles sentimientos, su perseverancia como futbolista extraordinario, su hombría de bien; todo eso será para mí un recuerdo imperecedero"
  • Casimiro Benavente (entrenador): "Fue un jugador sensacional y un magnífico compañero para todos los futbolistas españoles. Tuve la satisfacción, que siempre he proclamado con orgullo, de hacerle debutar en categoría nacional defendiendo la camiseta amarilla".
  • Héctor Rial (entrenador): "Fue un fuera de serie en el fútbol español. Nació para ello y así paseó su categoría por todos los campos. Yo le tuve enfrente cuando entrenaba a otros equipos y a mis órdenes en sus últimos partidos. Pude conocer su carácter, su modo de pensar, su reflexiva postura en todo instante. Su personalidad nos había ganado a todos. Como jugador sólo puedo decir que era como un abanico que daba el aire de su juego a todo el conjunto".
  • Tonono (futbolista): "Guedes no tenía dobleces. Un corazón de oro, como amigo y como compañero (...) Sufría mucho con una derrota, aún la más justificada, lo conturbaba profundamente (...) Le gustaba mucho hablar después de los partidos. Su sentimiento por el equipo era muy profundo. Se 'rompía' cuando no se alcanzaba el triunfo (...) Futbolísticamente fue un extraordinario jugador y, para Las Palmas, durante años su mejor figura. Ya sé que no llegó tantas veces a internacional como merecía. Él ha sido el mejor de todos nosotros, la pieza clave del equipo y uno de los grandes jugadores españoles en su puesto".
  • Jesús García Panasco (secretario general): "En el trato con Guedes y dada mi condición de secretario general, al margen de su gran categoría futbolística destaco la fiel interpretación que tenía de todos los asuntos de los que hablábamos y su facilidad para hacerme mejor cualquier tema a resolver que le afectara a él y a todo el equipo".
  • Carmelo Campos (entrenador y delegado): "Con Juan hubo infinidad de anécdotas, porque era un hombre muy abierto, extrovertido, con un carácter fuerte pero con un corazón como una montaña de grande. Le gustaba la broma, pero la sabía dar en su momento oportuno. Tenía idiosincracia del canario: socarrón y receptivo".
  • Gilberto I (futbolista): "Mientras nos equipábamos en el vestuario de San Mamés, don Jesús nos dio la noticia del nacimiento del primer hijo de Guedes y aquel día le prometí que iba a marcar un gol en honor a su primogénito. Ganamos 0-1 y el tanto lo marqué tras combinar con León y Guedes en el minuto 90. Fue una gran satisfacción brindarle aquello".
  • Pacuco Rosales (futbolista): "Lo primero que hizo cuando empezaron a llegar los extranjeros fue pedir al club equiparar los sueldos de los de casa. Pese a su figura, nunca trató al resto con superioridad. Incluso cuando fue a San Ginés con el Aficionado, para recuperarse de su rodilla, se integró totalmente como uno más".
  • Felipe Trona (futbolista): "Cuando llegué al primer equipo, en 1969, Guedes nos brindó un gran ejemplo que nunca he olvidado. Los jóvenes ganábamos 4.500 pesetas y no sé cómo se enteró él que fue de inmediato a hablar al club. Al día siguiente nuestro salario subió a 12.000 pesetas. Era, ante todo, un compañero de los pies a la cabeza".
  • Martín Marrero (futbolista): "Ocurrió en un partido de la selección donde yo debutaba ante Bélgica. El árbitro expulsó en el segundo tiempo a Gallego y Eladio, por lo que hubo un escándalo enorme con carga policial incluso contra los jugadores españoles. Pero Guedes se paró en la puerta del vestuario y nadie se atrevió a entrar".
  • Federico Melián (futbolista): "Fue un honor sustituirle cuando se produjo la lesión de su rodilla. Él era prácticamente el equipo y su capacidad de mando nunca se cuestionaba. Durante los partidos nos defendía a muerte y en los entrenamientos achuchaba para que los demás jugadores respondieran al máximo".
  • Manolo Martín (futbolista): "Con apenas trece años íbamos a jugar un encuentro dos equipos del barrio y a nosotros nos faltaba uno. Vimos pasar a un niño largo, moreno y le invitamos a jugar. La apuesta eran diez pesetas para cada uno del equipo que llegar antes a marcar doce goles. Y, claro, con Guedes ganamos fácil. Fue allí donde le conocí".

Alfonso Silva

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A principios del año 1957 en Las Palmas a la mayoría de la gente les interesaba poco la política nacional y mucho más la marcha del querido equipo de la Unión Deportiva Las Palmas en la competición de Liga. Era la tercera temporada consecutiva desde el segundo ascenso y el equipo iba nutriéndose de lo que el fútbol isleño daba, habiendo escapado año tras año con mucha gloria y buen hacer, luchando hasta el final. Satur Grech era el entrenador y la cantera seguía produciendo. En el recién creado equipo filial, el Unión Atlético, nuevos valores se formaban para saltar al primer equipo. Así nacieron para el fútbol profesional Felo, Currucales, Costa, Betancort, Julián, Paquillo, Pantaleón, etc. Iba a empezar la segunda vuelta y había que luchar por conseguir mantenerse en la categoría. El equipo necesitaba gente experimentada en la liga de Primera.


Desde que la U.D. llega a primera división, algunos futbolistas isleños que habían marchado a jugar a la Península temporadas atrás, volvieron para vestir de amarillo. La lista se había iniciado con Torres y Beneyto, que dejaron el Málaga para jugar con el nuevo equipo ascendido. Luego siguió Mujica, tras sus grandes tardes en el Metropolitano. Gallardo y Cabrera regresaron de sus periplos por el Real Madrid y también Molowny, que ese mismo año regresaba a Las Palmas. Pero faltaba el "ídolo" por el que la afición canaria clamaba : Alfonso Silva. Era el mejor jugador de todos los tiempos para muchos aficionados insulares.
La pasión deportiva y la confianza en sus juego de quienes lo admiraron en sus primeros años arrastraba masas de seguidores al campo de juego. Se llenaba el Insular para admirar las dotes futbolísticas del reconocido como el mas genuíno producto de la escuela canaria de fútbol , la perla de la cantera del Puerto de La Luz, que desde décadas atrás venía produciendo futbolistas notables en el fútbol español: Oramas, Padrón "el sueco", Hilario, Luis Valle, Adolfito, Timimi...


En el fichaje de Silva por la Unión Deportiva intervinieron importantes capitostes de entonces, como el Presidente del Cabildo de Gran Canaria, D. Matías Vega Guerra ,el ministro de la Gobernación ,el palmero Blas Pérez. Otros como el Marques de La Florida , natural de Tenerife, y sus influencias en el Atletico de Madrid también tuvieron su protagonismo. Por otro lado, la directiva atlética especulaba con obtener buena tajada con un traspaso pues el Milan y el Sporting de Lisboa habían hecho interesantes ofertas a los colchoneros. Mientras, el futbolista llevaba nueve meses sin jugar y sin lugar para entrenar. Vejado y marginado, iba junto a Pantaleón a correr a la Ciudad Universitaria para mantener la forma.
Con gran sigilo se fueron dando los pasos adecuados, tanto por parte del presidente canario, D. Luis Navarro Carló como por D. Pedro Valido, delegado amarillo en Madrid; hubo que pelear con la Federación Castellana que presidía el señor Borrachero, reconocido enemigo del fútbol canario desde años atrás.

El día 9 de enero, Silva quedó en libertad y sin sanción. La Unión Deportiva pagó 300.000 pesetas por su "rescate" para el fútbol canario.
Cuando se recibió la noticia se celebró por toda la isla, sobre todo en el Puerto de La Luz donde la sociedad del Real Club Victoria era una fiesta , con tracas y voladores. ¡Volvía Silva!. Don Alfonso “el sabio” regresaba al fútbol de su tierra con el equipo amarillo que representaba la unión de todo el fútbol de la isla . El ídolo de los blanquinegros volvía . Fue una conmoción generalizada entre los aficionados y resto de la población la presentación del jugador en el Insular. Miles de aficionados acudieron aquel día laborable a aplaudir a su ídolo. Un grito de pasión y alegría como el que una pancarta expresaba:
¡SILVA : JUEGA COMO QUIERAS!

viernes, 12 de julio de 2013

Pasado, presente y futuro



La preciosa segunda equipación de la Unión Deportiva para 2013-2014 trae detrás una historia igualmente preciosa. En 1914, el Tristany Sporting Club se refunda con el nombre de Club Deportivo Gran Canaria (o Gran Canaria Sporting Club). Por ello, la Unión Deportiva Las Palmas en su tradición de honrar a sus fundadores cada año, este homenajea al centenario del Club Deportivo Gran Canaria, vistiendo sus colores en la segunda equipación.

En 1949 el CD Gran Canaria inició la fundación de la gloriosa Unión Deportiva, anexionando al Arenas Club y posteriormente al Atlético Club. Mucho más tarde, se rendirían al proyecto del Gran Canaria, el Marino FC y el RC Victoria. El resto de la historia, la conocemos.

Por todo ello, al vestir el blanco del humilde CD Gran Canaria, deja claro que el club está orgulloso del paso y del presente del equipo.

65 años de vida, más de 100 años de historia.

miércoles, 10 de julio de 2013

Cantera del Athletic, Cantera de la UDLP


Hace unos días publicaba "El Desmarque.com" de Vizcaya un informe sobre la inversión de uno de los teóricos clubes de cantera españoles por excelencia: el Athletic de Bilbao. No se refería a lo que dedica para su fértil cosecha de Santa María de Lezama, donde, por cierto, se ha instalado el famoso arco que decoraba San Mamés. Se dirigía la información a los millones de euros que el club vizcaíno dedicaba a reforzar su plantilla con el ambiguo concepto de cantera. Kike Sola, que ha sido traspasado este miércoles por Osasuna de Pamplona, completa un trío de fichajes que viajaron del club navarro hasta Bilbao en las siete últimas temporadas. La inversión total del Athletic para estos 'canteranos' fue de 14 millones: los cuatro de Sola, unidos a los 6 millones de euros de David López y 6 más de Javi Martínez. Remataba el informe periódico los beneficios logrados en esa misma etapa por la entidad rojiblanca porque recaudó 40 millones procedentes del Bayern Munich en la venta del internacional Martínez.

Así que esta política de cantera en Navarra, también aplaudida en el histórico club vasco, resulta muy rentable. La diferencia a favor tras todas las operaciones es de 24 millones para el Athletic. Al margen de ello, se ensalzaba la positiva trayectoria del club en este capítulo porque habría logrado rentabilizar sus firmados convenios con equipos navarros (Txantrea, Oberena, Izarra y CD Pamplona) que en la etapa más reciente sembraron futbolistas profesionales como los Ion Vélez, Muniain, Iraizoz, Arbilla, Íñigo Pérez o San José.

Todo punto de vista del tema cantera siempre se relaciona con la palabra rentabilidad. La UD Las Palmas reemprendió este viaje de manera decidida hace algunas temporadas. Como ya dijimos, en la etapa Ramírez el club habría realizado ventas de jugadores por más de 13 millones, pero exclusivamente transmitió futbolistas de su fábrica en siete oportunidades (Carmelo, Javi, Dani Castellano, Nacho Casanova, Aythami Artiles, Jonathan Viera y Vitolo), con una cifra nada desdeñable de 6.713.000 euros que llegaron al club para hacer más viable una sociedad que estaba en ruinas. La salida de jugadores, de momento, es un remedio ágil para la supervivencia, que contrasta con la perspectiva bilbaína de hacer negocio con sus operaciones.

Detrás de los números y de las decisiones de los clubes hay un credo creciente y que en las próximas temporada germinará en más clubes o destinos. El vaticinio de Miguel Ángel Ramírez es claro: "la próxima temporada veremos a la UD Las Palmas más canaria de los últimos veinticinco años", señaló. Lo seguro es que no se producirá siguiendo el 'modelo Athletic', talón en mano.

martes, 9 de julio de 2013

Denominación de origen


´´E
n Canarias, desde que eres pequeño, si no eres estético, si no eres técnico, parece que quedas señalado”
. Estas palabras únicamente pertenecen a Toni Ruiz, actual mano derecha de Mendilibar en Osasuna y que fue técnico de las categorías inferiores de la UD Las Palmas, pero la sensación que describe es compartida por todo aquel que ha dado un par de patadas a un balón en, especialmente, la provincia de Las Palmas. No es de extrañar, por tanto, que sus futbolistas tengan denominación de origen. Técnicos, habilidosos y elegantes, así son. Y si no, pensadlo. Da igual de ayer (Jorge Larena y Guayre) o de hoy (Rubén Castro y Nauzet Alemán), con más (Silva y Viera) o menos (Momo y David González) nombre, todos comparten la misma forma de sentir el fútbol porque así se lo enseñaron. Un deje cultural en el que, como reflexiona Toni, influyen varios factores: “En Canarias el clima te permite jugar en la calle once meses, por no decirte los doce. Además, todavía se sigue jugando en las plazas o en la playa, que es lo que hace que el futbolista canario sea técnicamente muy bueno”. Ese fútbol de barrio, ese fútbol canchero de callejuela y asfalto, añade un matiz al cocktail: la pausa. Más presente en unos que en otros, lo cierto es que “allí nadie tiene miedo a pararse y estar dos o tres segundos con el balón”. Así están seguros, cómodos, en lo cierto. Lo saben y no necesitan pensarlo. Es una certeza que unos “diablillos” ganaron hace ya muchos años y, desde entonces, ellos han heredado con tanta naturalidad como su acento. Sin su hazaña, Juan Carlos Valerón, el mejor símbolo posible de la forma que tienen de entender este bendito deporte, no sería el mismo jugador que todos conocemos. Hubiera sido imposible que sintiera como siente y, por ende, jamás habría podido jugar como juega.

Luis Molowny dirigiendo una sesión de entrenamiento de la selección juvenil de Las Palmas en 1962

La generación juvenil que revolucionó a toda una provincia

La hazaña de los “Diablillos Amarillos” se remonta a 1962, año en el que la selección juvenil de Las Palmas se proclamó campeona de España por primera vez en su historia. Un éxito que no se puede contemplar con ojos de aficionado al fútbol en 2013, porque no tendría sentido alguno. Hace 50 años el fútbol era muy diferente, sobre todo a nivel cultural y estructural. En aquella época, no resultaba nada extraño que futbolistas en edad juvenil protagonizaran fascinantes leyendas que, aún sin haber debutado en la élite, ya conocía toda la ciudad. Era lo normal. La afición acudía en masa a los partidos de los más jóvenes y, evidentemente, cuando llegaba el campeonato de España por regiones, el fervor se disparaba. De esta manera se puede comprender que los “Diablillos Amarillos” jugaran sus partidos ante 30.000 espectadores y que, posteriormente, su victoria paralizara la ciudad como jamás ha vuelto a suceder.


Santiago; Rafael, Paco, Mújica; Lasso, Oscar; Oramas, Martín, Germán, Lolín y León. De carrerilla y sin dudar, éste era el once que todo futbolero de la provincia recitaba durante 1962. La leyenda de este equipo comenzó a edificarse en la primera ronda del campeonato,Los “Diablillos” no sólo hicieron historia por su triunfo, sino por el fútbol desplegado cuando, con un brillante 5-2 en El Insular, lograron remontar el 3-1 que les había endosado en la ida su bestia negra, la selección tinerfeña. Con Germán como goleador y estrella, los “diablillos” conseguían llegar a la final tras derrotar a Cantabria y Andalucía. El éxito ya era mayúsculo, pero aún quedaba la gran cita ante la selección de Castilla con Grosso como líder. Aquel 1 de mayo, los 20.000 espectadores que asistieron a La Condomina quedaron obnubilados por el espectacular fútbol de los “Diablillos Amarillos”. Toque, ataque y gol. De forma brillante e imparable, los canarios se impusieron por 5-3 con doblete de Germán y toda la provincia abandonó la radio para salir a la calle. Lo que sucedió en las horas y días posteriores, resulta más complicado de explicar. Antonio de Armas, historiador oficial de la UD Las Palmas, detalla cómo desde su llegada al aeropuerto de Gando hasta su desplazamiento al centro de la ciudad, decenas de miles de aficionados invadían las cunetas e incluso la calzada para devolver el júbilo que aquellos jóvenes muchachos les habían provocado. Ya nadie les podría olvidar.

Los Diablillos Amarillos celebrando el título conseguido por las calles de Las Palmas de Gran Canaria
 

“Más que un equipo, lograron crear una auténtica familia. Antes y después de los partidos, durante los mismos, en el hotel, en el avión, de paseo, en el vestuario… Nos llevábamos de maravilla y eso permitió que pudiéramos explotar mejor nuestras cualidades”, comentaba Paco años más tarde acerca del clima que habían generado Luis Molowny y Antonio Velázquez, los exitosos entrenadores de aquella prodigiosa generación. Por suerte para el fútbol de Las Palmas y de todos sus aficionados, la relación entre “El Mangas” y varios de sus jugadores no había hecho nada más que comenzar.

La mejor y más canaria UD Las Palmas de la historia

Con su llegada al primer equipo y el inexorable paso del tiempo, dos de aquellos futbolistas ganaron apellido y un sitio privilegiado en la historia de la Unión Deportiva Las Palmas. Germán pasó a ser Germán Dévora, máximo goleador del club y actual presidente de honor; y Paco se convirtió en Paco Castellano, el futbolista que más partidos ha defendido la camiseta amarilla en Primera. Sus carreras dibujan en paralelo y a la perfección la mejor etapa del fútbol canario, que llegó a tener a cinco representantes en la Selección, y de una UD Las Palmas que disputó de forma brillante varias Ligas al Real Madrid de Miguel Muñoz.
Sin embargo, los “Diablillos Amarillos” nacieron con la UD Las Palmas en Segunda División. Su incorporación al primer equipo fue progresiva, pero no sería hasta su regreso a Primera (1964/1965) cuando sus principales figuras (José Manuel León, Germán Dévora y Paco Castellano) se unieron al completo con Juan Guedes y Tonono, las estrellas de la generación inmediatamente anterior. En el primer partido de aquella temporada, el debut de estos cinco jugadores en la máxima categoría, el rival al que se enfrentaban era el Fútbol Club Barcelona. Lo complicado del oponente y la juventud de aquel equipo podían hacer presagiar lo peor, pero aquellos jugadores tenían algo mágico. El espectacular marcaje de Paco Castellano a Sandor Kocsis y los dos goles de Germán Dévora en el arranque del encuentro, dieron a la UD Las Palmas la primera victoria de las muchas que estaban por llegar.

El equipo se asentó con cierta comodidad en Primera durante las tres primeras temporadas, superando con éxito las ausencias de varios de sus futbolistas a causa del servicio militar, importando aún más talento canario procedente de la vecina Tenerife y matizando su esquema hasta encontrar su composición ideal, pero todavía faltaba algo.Con Molowny, el equipo despegó y peleó la Liga 67/68 hasta el final con un gran fútbol El nombre que daba sentido a todo, la figura que ya había exprimido el tierno talento de estos jugadores, el padre futbolístico de aquella brillante generación. Faltaba Luis Molowny, “El Mangas”. Con diez canarios en el once titular (Ulacia, el portero, era vasco como mandaba la tradición), la UD Las Palmas jugó un fútbol brillante durante toda la temporada 67/68. Aquel era un equipo virtuoso en lo técnico, comenzando por Juan Guedes, el motor que lideraba el centro del campo a bajas revoluciones con la espalda recta y un golpeo de balón exquisito. A su lado estaba el recién llegado Justo Gilberto, un todoterreno tinerfeño que, desde el puesto de interior derecho, daba sentido al sistema (un 4-3-3 con diferentes alturas) al combinar perfectamente su posición con la de los ofensivos Dévora, Gilberto, José Juan y León. Juntos tocaban, se asociaban y desequilibraban. Como una parsimoniosa melodía de piano, el equipo se gustaba lentamente con el balón en los pies hasta que el camino del gol se despejaba, algo que terminó sucediendo hasta en 56 ocasiones, récord del curso. Sin embargo, gran parte del buen funcionamiento de aquel equipo residía en la parte de atrás. Escoltados por Aparicio y Martín Marrero, la pareja canaria de centrales se convirtió en inexpugnable. Tonono fue reconocido como uno de los mejores líberos europeos, y Paco Castellano, además de imponer su poderoso físico y de ser un excelente marcador, aportaba una especial relación con el gol. Uno de ellos, el último del año, fue en el Bernabéu, donde Las Palmas se jugaba el título tras estar todo el año en las primeras posiciones. Llegaban a 4 puntos del Real Madrid a falta de dos partidos, pero una victoria volteaba el goalaverage y hacía viable el milagro. Con 1-1 en el marcador y los madridistas replegados, Martín Marrero disparó al palo. Ahí se esfumaron las opciones amarillas, pues poco después Pirri anotaba el gol que, de forma matemática, teñía el campeonato de blanco. Los de Molowny terminaban terceros con un cierto sinsabor por lo injusta de la derrota, pero a su magnífico año aún le quedaba una dulce recompensa.

Paco Castellano despeja un balón ante la presión de los madridistas Amancio y Santillana

La selección española estaba inmersa en la compleja fase de clasificación de la Eurocopa de Italia 68 y, para disputar unos amistosos previos, puso sus ojos en el fútbol insular. La convocatoria contaba con siete futbolistas originarios del archipiélago canario, lo que ya suponía un gran éxito, pero fue en Malmö, ante Suecia, donde obtuvo su justo reconocimiento cuando cinco de ellos (Tonono, Castellano, Guedes, Dévora y el zaragocista Santos) coincidieron al unísono sobre el campo. El resultado fue de 1-1 con un gol del propio Paco Castellano, pero lo histórico de aquel día quedó retratada en una foto para el recuerdo.

El bloque se mantuvo la temporada siguiente, el estilo se consolidó y las buenas noticias siguieron llegando. Tonono se hizo indiscutible en la Selección junto a Gallego, León se destapó como goleador con once tantos, Martín Marrero se asentó en el lateral… y, como consecuencia, el equipo volvió a estar muy arriba. En esta ocasión no pudo pelearle la Liga al Madrid hasta el final, pero ascendió un escalón y terminó como subcampeón. Un meritorio e histórico puesto que permitió a la UD disputar su primera eliminatoria europea ante el Hertha de Berlin, con quien cayó eliminado por la mínima. El Insular de Las Palmas era testigo directo de los hitos que estaba viviendo el club y los chicos que los protagonizaban eran aún increíblemente jóvenes, pero la desgracia golpeó por partida doble al equipo de Molowny.

Talento argentino como respuesta a la inesperada tragedia

Tres meses después de jugar su último partido, Juan Guedes fallecía el 9 de marzo de 1971 a causa de un cáncer de colon. Cuando dejó huérfano al vestuario, al club y a la provincia, el exquisito centrocampistaSu calidad, carácter y jerarquía convirtieron a Guedes en un jugador inmortal en Las Palmas canario únicamente tenía 28 años. Era demasiado pronto. Siempre es demasiado pronto. La mejor prueba de lo honda que fue su huella son las palabras que sus compañeros, años después, siguen dedicándole. “No he conocido a un jugador de su jerarquía, y no sólo por su calidad futbolística. Quizá Valerón podría estar a la altura de sus pases, pero lo que hacía a Guedes diferente era su personalidad, su carácter en el terreno de juego”, comentaba Aparicio, su primer capitán. “Sabía muchísimo de fútbol. En el campo, si veía que yo tenía que marcar a un jugador que me estaba creando muchos problemas, venía y me decía que él se encargaba. Entonces le daba una castaña sin que se notara. Era un artista”, afirmaba Paco Castellano. En la misma línea, José Manuel León reflexionaba sobre cómo “encontrar un nuevo Guedes no fue posible”. Y es que su ascendencia sobre sus compañeros y el dolor por su pérdida eran tales, que aquel año el equipo acabó a dos puntos del descenso.


Con Molowny ya fuera del club desde el año anterior, la directiva de Las Palmas confío el nuevo proyecto deportivo a Pierre Sinibaldi, “un corso revolucionario que ya había ganado en Waterloo”. En su primer año el equipo recuperó sensaciones, se hizo más complejo en lo táctico y terminó en una notable quinta posición que le permitía volver a competir en Europa. Aun así, Niz, el eterno recambio natural de Guedes, parecía insuficiente para llenar su vacío en el centro del campo. El club, ante la falta de relevo autóctono, decidió buscar en el mercado sudamericano. Al fin y al cabo, en lo futbolístico, son primos hermanos por parte de cancha. Las gambetas, la excelsa técnica, la elegancia y pausa, ya unían a Las Palmas y Sudamérica mucho antes, incluso, de que el fichaje del paraguayo Soto resultara positivo doce meses antes, pero ésta fue su confirmación. El elegido para reforzar la medular fue el argentino Teodoro Fernández, que junto al canario Trona seguía acompañando a Justo Gilberto. En su paso por Las Palmas, Teodoro dejó varios goles importantes. El más recordado por todos, con casi toda seguridad, es el que anotó ante el Slovan de Bratislava en la Copa de la UEFA 72/73, ya que supuso la clasificación para unos octavos de final que significaban su mejor actuación europea, aunque luego se perdiera contra el Twente holandés.
Conforme se sucedían las temporadas en la mitad baja de la tabla, siguieron llegando jugadores de la Argentina. Verde pasó sin mucho ruido y menos goles, pero Carvenalli se asentaría en la portería canaria durante los siguientes seis cursos. Luego llegó Quique Wolff, quien destacaría sobremanera en una zaga que, de nuevo en forma de tragedia, perdía a su gran referencia. Tonono, central elogiado por el mismísimo Beckenbauer y símbolo inolvidable del club, fallecía el 9 de junio de 1975, cuatro años después de su amigo Guedes. Dos golpes demasiado duros y demasiado seguidos azotaban por sorpresa a una provincia que se había acostumbrado a ser feliz a un ritmo tan lento que parecía driblar a la preocupación. Días antes de marcharse, Tonono había sido titular en el decisivo partido ante el Celta de Vigo. Era la última jornada y Las Palmas necesitaba vencer para mantener la categoría. Con un 3-1, el conjunto canario selló la permanencia ante su afición en lo que, de forma inesperada, fueron los últimos minutos de Tonono en El Insular.

Tonono conversa de forma distendida con sus compañeros de la Selección, donde se convirtió en un fijo entre 1967 y 1972

Ese mismo verano, León decidió retirarse tras trece años en el club, y Sinibaldi abandonó la isla. Era 1975 y ya sólo quedaban dos “Diablillos Amarillos” en el club. Ellos eran, como no, Germán Dévora y Paco Castellano. Les acompañaba Martín Marrero y otros muchos jugadores de la tierra, pero el cambio de acento ya era evidente. A Carvenalli, Wolff, Teodoro FernándezEn la última temporada de Dévora y Castellano, Las Palmas llegó a su primera final de Copa y Verde se le unía el bonaerense Carlos Manuel Morete, un goleador insaciable que incidía en una argentinización del club que fue completa cuando, en la siguiente temporada, además de llegar el elegante Brindisi, Roque Olsen ocupó el banquillo. Las Palmas recuperó sensaciones y volvió a practicar un fútbol exquisito, lo que le llevó a ocupar la cuarta posición final y a clasificarse para disputar su tercera competición europea en diez años. Tras ese gran curso, Roque Olsen se marchó al Elche y llegó Miguel Muñoz, el técnico que privó a Las Palmas del título de Liga de 1978 y el que, a la postre, escribiría la última página brillante, aunque con poca tinta, de la carrera de Germán y de Paco. En líneas generales, el año fue bueno en Liga, con Brindisi deslumbrando, pero en Copa del Rey fue aún mejor. Tras eliminar a Málaga, Español, Cadiz, Atlético de Madrid y Sporting de Gijón, el equipo canario se clasificó para su primera final de la historia. La sede de la esperada cita volvería a ser el Bernabéu, pero en esta ocasión el rival era el Barcelona de Johan Cruyff y no el Madrid de Pirri. La Unión Deportiva perdió 3-1, pero la derrota podía empañar lo mágico del momento para un club que, en cierta manera, ponía el broche de oro a su etapa más brillante. Y es que, aunque Dévora y Castellano no disputaron un sólo minuto en la final, los “Diablillos Amarillos”, 16 años después de su nacimiento, volvían a estar presentes en un éxito del club. Parecían eternos. Y así lo fueron.

Veinticinco años con más lágrimas que sonrisas

Cuando era jugador, Guedes ya pensaba en el futuro del club de sus amores. “Siempre decía que un día iba a ser presidente de la UD Las Palmas y que se vería fumando puros con Santiago Bernabéu en el palco del Real Madrid. Desde ese cargo, había decidido que Tonono sería el secretario técnico del club, y que Germán y León serían los entrenadores. Yo le preguntaba qué es lo que tenía previsto para mí … y, ya ves, he estado treinta y un años como masajista”, recordaba Aparicio. Por desgracia, aquel romántico plan de Juan no pudo cumplirse. No al menos al 100%, porque Germán Dévora y José Manuel León, al igual que Paco Castellano, sí que fueron técnicos del club. Sobre todo como interinos, intentando rescatar al club en los malos momentos, lo que les hizo coleccionar más derrotas que cuando eran futbolistas.
Y es que Las Palmas, desde aquellos días de vino y rosas, sólo ha recuperado la sonrisa de forma puntual: el ascenso de 1985 con Roque Olsen, el de 2000 con Kresic después de pelear cuatro años en el barro de la Segunda B, los primeros coletazos de “La quinta de El Insular” en la temporada siguiente… y poco más. No ha sido fácil, desde luego. El fútbol ha cambiado mucho desde 1962 y los Rubén Castro, Jorge Larena, Guayre, Ángel López y Carmelo no tuvieron el tiempo necesario para dar relevo a los “Diablillos Amarillos”. Ni Silva a Tonono, ni Valerón a Guedes. En realidad, calidad nunca ha faltado. Ni falta. Puede que evolucione el físico del futbolista canario hacia uno más potente (Vitolo o Jesé son un buen ejemplo), pero la esencia permanece porque en Las Palmas el fútbol es ofensivo, técnico, elegante y de gol. Y Lobera, lo está demostrando. Aún es muy pronto, pero ya se vuelven a escuchar las bocinas de los coches. Quien sabe, quizás éste sea el inicio de una historia que debamos recordar dentro de cincuenta años.