A principios del año 1957 en Las Palmas a la mayoría de la gente les interesaba poco la política nacional y mucho más la marcha del querido equipo de la Unión Deportiva Las Palmas en la competición de Liga. Era la tercera temporada consecutiva desde el segundo ascenso y el equipo iba nutriéndose de lo que el fútbol isleño daba, habiendo escapado año tras año con mucha gloria y buen hacer, luchando hasta el final. Satur Grech era el entrenador y la cantera seguía produciendo. En el recién creado equipo filial, el Unión Atlético, nuevos valores se formaban para saltar al primer equipo. Así nacieron para el fútbol profesional Felo, Currucales, Costa, Betancort, Julián, Paquillo, Pantaleón, etc. Iba a empezar la segunda vuelta y había que luchar por conseguir mantenerse en la categoría. El equipo necesitaba gente experimentada en la liga de Primera.
Desde que la U.D. llega a primera división, algunos futbolistas isleños que habían marchado a jugar a la Península temporadas atrás, volvieron para vestir de amarillo. La lista se había iniciado con Torres y Beneyto, que dejaron el Málaga para jugar con el nuevo equipo ascendido. Luego siguió Mujica, tras sus grandes tardes en el Metropolitano. Gallardo y Cabrera regresaron de sus periplos por el Real Madrid y también Molowny, que ese mismo año regresaba a Las Palmas. Pero faltaba el "ídolo" por el que la afición canaria clamaba : Alfonso Silva. Era el mejor jugador de todos los tiempos para muchos aficionados insulares.
La pasión deportiva y la confianza en sus juego de quienes lo admiraron en sus primeros años arrastraba masas de seguidores al campo de juego. Se llenaba el Insular para admirar las dotes futbolísticas del reconocido como el mas genuíno producto de la escuela canaria de fútbol , la perla de la cantera del Puerto de La Luz, que desde décadas atrás venía produciendo futbolistas notables en el fútbol español: Oramas, Padrón "el sueco", Hilario, Luis Valle, Adolfito, Timimi...
En el fichaje de Silva por la Unión Deportiva intervinieron importantes capitostes de entonces, como el Presidente del Cabildo de Gran Canaria, D. Matías Vega Guerra ,el ministro de la Gobernación ,el palmero Blas Pérez. Otros como el Marques de La Florida , natural de Tenerife, y sus influencias en el Atletico de Madrid también tuvieron su protagonismo. Por otro lado, la directiva atlética especulaba con obtener buena tajada con un traspaso pues el Milan y el Sporting de Lisboa habían hecho interesantes ofertas a los colchoneros. Mientras, el futbolista llevaba nueve meses sin jugar y sin lugar para entrenar. Vejado y marginado, iba junto a Pantaleón a correr a la Ciudad Universitaria para mantener la forma.
Con gran sigilo se fueron dando los pasos adecuados, tanto por parte del presidente canario, D. Luis Navarro Carló como por D. Pedro Valido, delegado amarillo en Madrid; hubo que pelear con la Federación Castellana que presidía el señor Borrachero, reconocido enemigo del fútbol canario desde años atrás.
El día 9 de enero, Silva quedó en libertad y sin sanción. La Unión Deportiva pagó 300.000 pesetas por su "rescate" para el fútbol canario.
Cuando se recibió la noticia se celebró por toda la isla, sobre todo en el Puerto de La Luz donde la sociedad del Real Club Victoria era una fiesta , con tracas y voladores. ¡Volvía Silva!. Don Alfonso “el sabio” regresaba al fútbol de su tierra con el equipo amarillo que representaba la unión de todo el fútbol de la isla . El ídolo de los blanquinegros volvía . Fue una conmoción generalizada entre los aficionados y resto de la población la presentación del jugador en el Insular. Miles de aficionados acudieron aquel día laborable a aplaudir a su ídolo. Un grito de pasión y alegría como el que una pancarta expresaba:
¡SILVA : JUEGA COMO QUIERAS!
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