Hace
unos días publicaba "El Desmarque.com" de Vizcaya un informe sobre la
inversión de uno de los teóricos clubes de cantera españoles por
excelencia: el Athletic de Bilbao. No se refería a lo que dedica para su
fértil cosecha de Santa María de Lezama, donde, por cierto, se ha
instalado el famoso arco que decoraba San Mamés. Se dirigía la
información a los millones de euros que el club vizcaíno dedicaba a
reforzar su plantilla con el ambiguo concepto de cantera. Kike Sola, que
ha sido traspasado este miércoles por Osasuna de Pamplona, completa un
trío de fichajes que viajaron del club navarro hasta Bilbao en las siete
últimas temporadas. La inversión total del Athletic para estos
'canteranos' fue de 14 millones: los cuatro de Sola, unidos a los 6
millones de euros de David López y 6 más de Javi Martínez. Remataba el
informe periódico los beneficios logrados en esa misma etapa por la
entidad rojiblanca porque recaudó 40 millones procedentes del Bayern
Munich en la venta del internacional Martínez.
Así
que esta política de cantera en Navarra, también aplaudida en el
histórico club vasco, resulta muy rentable. La diferencia a favor tras
todas las operaciones es de 24 millones para el Athletic. Al margen de
ello, se ensalzaba la positiva trayectoria del club en este capítulo
porque habría logrado rentabilizar sus firmados convenios con equipos
navarros (Txantrea, Oberena, Izarra y CD Pamplona) que en la etapa más
reciente sembraron futbolistas profesionales como los Ion Vélez,
Muniain, Iraizoz, Arbilla, Íñigo Pérez o San José.
Todo
punto de vista del tema cantera siempre se relaciona con la palabra
rentabilidad. La UD Las Palmas reemprendió este viaje de manera decidida
hace algunas temporadas. Como ya dijimos, en la etapa Ramírez el club
habría realizado ventas de jugadores por más de 13 millones, pero
exclusivamente transmitió futbolistas de su fábrica en siete
oportunidades (Carmelo, Javi, Dani Castellano, Nacho Casanova, Aythami
Artiles, Jonathan Viera y Vitolo), con una cifra nada desdeñable de
6.713.000 euros que llegaron al club para hacer más viable una sociedad
que estaba en ruinas. La salida de jugadores, de momento, es un remedio
ágil para la supervivencia, que contrasta con la perspectiva bilbaína de
hacer negocio con sus operaciones.
Detrás
de los números y de las decisiones de los clubes hay un credo creciente
y que en las próximas temporada germinará en más clubes o destinos. El
vaticinio de Miguel Ángel Ramírez es claro: "la próxima temporada
veremos a la UD Las Palmas más canaria de los últimos veinticinco años",
señaló. Lo seguro es que no se producirá siguiendo el 'modelo
Athletic', talón en mano.
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